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Sobre la posible candidatura de Nadine Heredia

Publicado: 2013-04-11

Durante la dictadura de Fujimori se aprobó la ley que prohibe al cónyuge de un presidente ser, a su vez, candidato presidencial. Fujimori no hizo esa ley guiado por un afán principista, para luchar contra el nepotismo, ni nada semejante. La hizo para impedir que su esposa fuera candidata presidencial, en un momento en que Susana Higuchi, ya conocidas las torturas de las que había sido víctima, parecía una amenaza política contra el fujimorismo. Fue una ley hecha para perennizar a alguien en el poder, no para impedir que un grupo se perennizara en él. Es además una ley estúpida y prepotente, que sin motivo alguno le quita a una persona en particular un derecho que, al menos sobre el papel, tienen todos los peruanos que cumplan un par de simples requisitos. Ahora resulta que los fujimoristas y los apristas, es decir, los miembros de las dos mafias políticas más criminales del país, afirman que una posible candidatura de Nadine Heredia sería inmoral, poco ética, etc. Dejemos de lado lo obvio: inmoral y poco ético es dedicarse al narcotráfico desde el poder, asesinar en masa y robar sistemáticamente, cosas todas ellas en las que apristas y fujimoristas son expertos. El hecho es que la candidatura de Nadine no sería ni inmoral ni poco ética: sería, sí, tal como están las cosas, ilegal, pero sólo en la medida en que esa ley idiota siga en vigencia. Se me ocurre una cosa que sí es inmoral, poco ética y además escandalosamente vergonzosa: exigir la persistencia de una ley que no hace sino robarle a un individuo un derecho que todos debemos tener, y hacerlo precisamente porque ese individuo es más popular, más querido y más esperanzador que los líderes del APRA y de la jungla fujimorista: la momia de Alan García y ese par de vampiros familiares que son Kenji y Keiko Fujimori. Yo no sé si votaría por Nadine Heredia, pero me resulta inaceptable que, por puro oportunismo, se forme una especie de consenso acerca de la ilegitimidad de su actuación política. Recuerden quiénes son hasta ahora los posibles candidatos y de inmediato se darán cuenta de que la inmensa mayoría son como recuerdos de pesadillas pasadas. Prefiero cambiar una ley que volver por enésima vez al pasado. Es verdad que debería haber sido cambiada antes, antes de que adquiriera un nuevo nombre propio, antes de que pasara de ser la ley anti-Higuchi a ser la ley anti-Nadine, pero igual es mejor derogarla ahora que no derogarla nunca. [Y, hablando de eso, ¿ya se olvidaron de que la ley de revocatoria debería desaparecer? ¿Vamos a esperar a estar otra vez contra las cuerdas para recordarlo?].


Escrito por

gustavofaveron

Gustavo Faverón Patriau (Perú). Estudié literatura y lingüística en la Universidad Católica del Perú y una maestría y un PhD en literaturas hispanas en Cornell University. He sido profesor en la Universidad Cayetano Heredia, Stanford University, Middlebury Col


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