#ElPerúQueQueremos

La buena discriminación

Publicado: 2012-09-10

...Aldo Mariátegui escribe una más de sus tonterías habituales en Correo y uno de sus muchísimos lectores lo recoge, lo cita, lo comenta graciosamente en una entrada pública de Facebook. El texto de Mariátegui es su undécimo intento de producir una definición de la palabra "caviar". En el subibaja de chistes sin humor, Mariátegui se refiere a los derechos humanos como una de las "webonadas" que los caviares defienden porque "está de moda".El lector al que aludo parece encontrar muy inteligente y muy divertida la observación: luego de citarla y resaltarla, como para no quedarse atrás, le añade una comentario surgido de su propio vasto ingenio: "jajajajaa".Contra cualquier expectativa, resulta que el lector no es un ignorante, no es nuevo ante la noción de derechos humanos. Es más, es un profesor universitario. Se llama Óscar Súmar. Es un graduado summa cum laude de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, es estudiante de postgrado en Berkeley, es profesor a tiempo completo en la Universidad del Pacífico.Días más tarde, sucede el hoy célebre accidente automovilístico que un grupo de colegiales protagonizó en Lima hace poco. Ya saben a cuál me refiero: un puñado de irresposables, aparentemente bajo el efecto del alcohol, vuelca un carro en plena vía pública, poniendo en riesgo la vida de los transeúntes, y, cuando una cámara de televisión se acerca para reportar el hecho, uno de ellos, con el racismo soez en la punta de la lengua, con años de buena familia en el espíritu, con una formación adquirida en uno de los mejores colegios de Lima, le grita al camarógrafo: "cholo de mierda". O más precisamente: "me llega al pincho tu jato, cholo de mierda; me llega al pincho tu vida, cholo de mierda".El profesor Súmar no espera a que Mariátegui diga una barbaridad para copiarlo: escribe directamente la suya, otra vez en una entrada pública en su muro de Facebook. Se refiere a los muchachos racistas como "niños" que han sido victimizados por la intrusión del periodismo. Dice que si alguna falta hay en la escena no es la que han cometido los muchachos, sino la que comete el periodista al filmar su reacción después del accidente. Y una cosa más: en ese contexto, dice, gritarle "cholo de mierda" al periodista no le parece grave.(Días después, Súmar retira el post de su muro, o le quita el carácter de "público", y es por ese motivo que no coloco aquí un enlace al texto original).Una rápida búsqueda en Internet nos permite conocer un poco más la manera de pensar de Súmar. El 13 de enero de este año publicó en el blog El Cristal Roto, bajo los auspicios de la Universidad del Pacífico y debajo del logotipo de la Facultad de Derecho de esa casa de estudios, un artículo titulado "¿Existe la 'buena discriminación'?: el caso de la chica con síndrome de Down a la que le negaron la afiliación a un seguro".Como es de esperarse, Súmar dice que sí, que sí existe la "buena discriminación", y que cuando una empresa de seguros le niega aseguración a una niña con síndrome de Down, está dándonos, precisamente, un ejemplo de ella. Su argumentación comienza así:

"En el caso materia del comentario, Rimac [la compañía aseguradora] tenía una razón para no otorgar cobertura: las personas con SD tienen mayores probabilidades de sufrir enfermedades, por lo tanto un riesgo mayor. Dado esto, ¿tenía el deber de otorgar la cobertura? Los defensores de la postura del Indecopi argumentarán que no era necesario negarle la cobertura, sino que se podía otorgar una cobertura especial (más limitada) o subir la prima".
Hay que darse cuenta de una cosa: lo que Súmar llama "la postura de Indecopi" implica que una víctima del síndrome de Down sólo tiene derecho a conseguir aseguración de dos maneras: obteniendo una cobertura limitada u obteniendo una cobertura más cara. En otras palabras, si alguien tiene síndrome de Down en el Perú, sólo puede aspirar a coberturas parciales, no las coberturas a que pueden aspirar los demás, o puede aspirar a una cobertura normal si y sólo si tiene el dinero suficiente para solventarla a precios mayores de los normales.Sumando dos más dos: si una persona tiene síndrome de Down y no tiene mucho dinero, su derecho al seguro deja de existir. El mismo Súmar ha observado por qué: porque alguien con síndrome de Down "tiene mayores posibilidades de sufrir enfermedades" y representa por tanto "un riesgo mayor" para la empresa aseguradora.Las variables están claras: el riesgo de morir para una criatura con síndrome de Down no debe preocuparnos tanto como el riesgo de que una empresa pierda unos dólares. ¿Total? Lo primero sólo puede afectar nuestra fibra moral; lo segundo, en cambio, afecta los bolsillos de una corporación.Lo peor, claro, es que Súmar ni siquiera defiende la postura de Indecopi: Súmar piensa que ninguna empresa aseguradora tiene por qué cubrir a un paciente con síndrome de Down, porque de lo contrario, si existiera una obligatoriedad, se estaría violentando el derecho de la empresa al libre negocio. Una vez más, variables evidentes: los derechos humanos no son tan relevantes como los derechos de las corporaciones.Dice Súmar, de inmediato:
"Esas soluciones suenan perfectamente razonables, si es que nuestro objetivo es que todas las personas --siempre-- tengan acceso a lo que quieren".
Con eso, y con los ejemplos que enumera a continuación y que ustedes pueden ver en el artículo original, este profesor de Derecho construye una peculiar categoría: "lo que quieren las personas". Como si querer, digamos, una MacAir, o un par de zapatillas rojas, o que gane Alianza, fueran lo mismo que querer estar sano o al menos con vida. Súmar, en resumen, parece preguntarnos: ¿acaso queremos un país donde todo el que quiera vivir tenga derecho a vivir?El argumento proviene de la misma persona que considera que la prensa no tiene derecho a difundir un ataque racista cometido en plena vía pública porque más importante que denunciar el racismo y más importante que la libertad de información, es la libertad de un racista a ser racista sin que se le critique por ello. De alguna manera retorcida y difícil de comprender, Súmar supone que manejar alcoholizado y arriesgar la vida de terceros en plena calle y luego repetir a gritos la frase más vieja del racismo peruano --"¡cholo de mierda!"-- son, todos ellos, actos que deberían respetarse como parte de la privacidad de quienes los perpetran.Entonces uno comprende por qué la estúpida parrafada de Mariátegui emociona a Súmar hasta hacerlo reproducirla laudatoriamente. Este es el párrafo de Mariátegui completo:"Por extensión, ahora se le aplica también el término caviar -o caviarines- a toda esta nueva hornada de jóvenes y weberitos que subyugados por lo "políticamente correcto" porque se sienten especiales, inteligentes, interesantes y nada generosos si son zurdillos; porque sus románticos idealismos los vuelven "socialconfusos"; porque no han gozado de las "mieles" de las políticas de izquierda (Velasco, Sendero, la hiperinflación) y han tenido todo fácil; porque los derechos humanos están de moda; porque hay que dar la contra; porque les gustan las marchas; porque la moda zurda (anteojitos raros, bufandas, etc...) es más chic; porque hay que ser ecologistas, gatófilos y hasta medios panteístas con los cerros y lagunas; porque la izquierda es supuestamente más permisiva con las conductas sexuales y las drogas. Webonadas".Mariátegui y --al citarlo y aprobarlo-- también Súmar, consideran que entre los jóvenes de clase media y alta en el Perú hay una especie de subconjunto digno de toda burla: aquellos que, sin pasar mortificaciones económicas ni ser marginados por la sociedad, emprenden la defensa del ideal de una comunidad equitativa, con pleno respeto a los derechos humanos: esos son "caviares", sus ideas son "webonadas". Para Súmar, como queda claro en su intervención, hay otros jóvenes limeños que sí merecen ser defendidos: los que se emborrachan y estrellan una cuatro por cuatro en plena calle y le gritan "cholo de mierda" al reportero que se aproxima a cubrir el incidente. Gracias, profesor Súmar: difícil hacer que las opciones para nuestras clases medias y altas sean más claras.En estos días, Súmar estará organizando en Lima (esto no es invento mío), en la Universidad del Pacífico, un seminario sobre discriminación. Imagino que se trata de uno con instrucciones para ejercerla "bien"....


Escrito por

gustavofaveron

Gustavo Faverón Patriau (Perú). Estudié literatura y lingüística en la Universidad Católica del Perú y una maestría y un PhD en literaturas hispanas en Cornell University. He sido profesor en la Universidad Cayetano Heredia, Stanford University, Middlebury Col


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Gustavo Faverón

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