Bryce, el premio, el escándalo
...Se acaba de anunciar que el Premio FIL de Guadalajara 2012 ha sido otorgado a Alfredo Bryce Echenique. Si no les suena a noticia demasiado importante déjenme recordarles que este es el mismo premio que hasta hace unos años era conocido como el Juan Rulfo, que hasta ahora sólo había sido recibido por un autor peruano, Julio Ramón Ribeyro, en 1994.No es un premio consagratorio; es un premio para consagrados. Lo han recibido Nicanor Parra, Juan José Arreola, Sergio Pitol, Rubem Fonseca, Juan Goytisolo, Carlos Monsiváis, Antonio Lobo Antunes y Margo Glantz, entre otros igualmente relevantes. No es un premio para un libro en particular, sino para toda una carrera literaria.La carrera literaria de Bryce, ciertamente, ha sido tan larga como dispareja y no creo que quepa mucho terreno para discutir cuándo se produjeron sus puntos más altos, porque todos ellos están al inicio de su trayectoria: dos libros de cuentos que fueron clásicos instantáneos de la narrativa breve peruana: Huerto cerrado y La felicidad ja ja; una de las novelas más conmovedoras y memorables de nuestra historia: Un mundo para Julius; y la única saga novelística mayor de las letras peruanas que fue, en su momento, audaz y oxigenante: Cuadernos de navegación en un sillón Voltaire, formada por una novela cómica de primer nivel: La vida exagerada de Martín Romaña, y por otra, menos brillante pero todavía ingeniosa y transparentemente confesional: El hombre que hablaba de Octavia de CádizYo estoy entre los muchos que creen que esos dos periodos (el del intimismo limeño, primero, y el de la antinovela cómica con algún aire de Sterne, un aire de viaje sentimental, orientada a narrar la experiencia del desarraigo, después) son lo mejor de Bryce, y que lo que viene después carece del mismo brillo. Si alguien quiere discutir el acierto o el desacierto del premio en función de ese aparente decaimiento en la producción del autor, tendrá que argumentar primero si el exceso de libros no muy trascendentes de los últimos años mella de alguna manera el nivel de los libros anteriores. Yo, personalmente, no creo que esa operción retrospectiva sea válida de ninguna manera. Creo que el autor que escribió los cinco libros que cité, e incluso el autor de Tantas veces Pedro, merece este premio como cualquiera de los autores que lo han ganado antes, e incluso más que alguno de ellos.Por supuesto, tampoco faltarán quienes pongan en tela de juicio el premio considerando el escándalo que ha rodeado a Bryce en los últimos años. Yo, sinceramente, creo que la objeción tiene aristas que pueden ser legítimas, pero a la vez no sé decidir si se puede mezquinar a alguien un premio a su obra en función de cosas posteriores y ajenas, o por lo menos periféricas, a esa obra. Prefiero pensar que el premio lo recibe alguien que, antes de darnos esos malos ratos (que sin duda fueron más que malos ratos para los afectados), nos dio años de excelente literatura.¿Es discutible la relevancia de Bryce? No lo creo. Por el contrario, creo que Bryce es uno de los autores peruanos más influyentes de las últimas décadas, que esa combinación suya de prosa ligera, casi oral, una profunda desnudez íntima y una carga sentimental desbordante, ha dejado su huella en muchos, desde escritores tan de culto hoy como Roberto Bolaño hasta escritores simplemente arrasadores en el consumo librero hispano, como Jaime Bayly (y sí, soy consciente de que cabe preguntarse si esa última es una influencia que quepa bienvenir).En fin, espero que el premio sirva, más que para cualquier otra cosa, para incentivar la lectura de los libros que Bryce escribió en los sesenta, setenta y ochenta, porque esos libros --sobre todo Un mundo para Julius-- son demasiado importantes como para dejar que las sombras de los últimos años y el relumbrón de los litigios de los últimos años acaben por sepultarlos y privarnos de ellos....